¡Cómo me gusta una preboda en el campo!
Isabel y Fernando venían de Madrid para hacerse en la tierra de Isabel las fotografías de su preboda. Cuando hablamos por teléfono me comentó que son unos apasionados del campo y el senderismo, y yo, que soy una enamorada de las fotografías al atardecer, llegamos a la conclusión de que hacer su sesión de preboda en el campo era una gran idea.
En los alrededores del municipio donde yo vivía por aquel entonces podíamos disfrutar de parajes singulares por lo que no dudamos en hacer allí mismo su preboda. La ermita del pueblo, un sinuoso olivar y un imponente campo de trigo fueron el escenario perfecto.
Recuerdo como anécdota lo nerviosos que estaban cuando empezamos el reportaje. Sin embargo, tras las primeras fotos se fueron relajando pudiendo disfrutar realmente de la sesión. De pronto la sesión se tornó más silenciosa, más íntima, mas suya. Y es que momentos como este confirman mi opinión sobre la realización de las sesiones de preboda. Estos novios y yo solo habíamos hablado por teléfono hasta el día de su preboda. Inevitablemente nos habíamos caído bien y por eso estábamos allí, pero realmente no nos conocíamos en absoluto. Estoy segura, y ellos podrán decirlo, que si nos hubiésemos visto directamente el día de su enlace nuestra conexión no habría sido la misma.
La preboda ayuda al fotógrafo de bodas conocer un poco más a la pareja y crear un vínculo muy especial que se verá sin duda alguna reflejado el día de su boda. Creo que no exagero cuando digo que esa relación es necesaria. Pretendemos reflejar ese día cuanto se quieren, como se miran, como se tocan. ¿Te sentirías realmente tú delante de un extraño?.
Esta pareja no necesita más presentación. Isabel y Fernando son una pareja muy enamorada que sin duda están hechos el uno para el otro. Y si no, juzgad vosotros mismos.